domingo, 13 de enero de 2008

Eratóstenes. Un auténtico todoterreno.

¿Qué extraña razón llevaría a un hombre a suicidarse por no poder mirar al cielo? ¿Por qué a uno de los sabios más importantes de su época sus contemporáneos lo llamaban "Beta" (el número 2)?


Eratóstenes nació en Cirene, Norte de África (hoy día Shahhat, Libia) en el año 276 a.C. y murió en Alejandría (Egipto) en 194 a.C. Eratóstenes era matemático, astrónomo, geográfo, poeta, orador, filósofo y un completísimo atleta (fue todo un campeón en Pentathlón). ¡Casi nada!

Su apodo de "Beta" no sabe bien si se refiere a que lo consideraban como el segundo Platón, o por el número de habitación que ocupaba en la residencia de estudiantes, o por la envidia de sus "colegas" que decían que destacaba en muchas cosas pero en ninguna de forma especial.

Educado Atenas, viajó hasta Egipto por Ptolomeo III para que se hiciera cargo de la educación de su hijo Filopator. Allí se ocuparía de la dirección de la impresionante Biblioteca de Alejandría hasta su muerte.

Entre sus logros más importantes y por los que ha pasado a la historia están:

  • Ser el autor de un procedimiento mecánico (mesolabio) para resolver el problema de la duplicación del cubo, uno de los famosos 3 problemas clásicos de la antigüedad.
  • Ser la primera persona que calculó el radio de la Tierra. Para ello partió de la idea de que la Tierra tiene forma esférica y que el Sol se encuentra tan alejado de ella que se puede considerar que los rayos solares llegan a la Tierra paralelos.
  • Ser capaz de demostrar la oblicuidad de la eclíptica.
  • Y por último, Eratóstenes es recordado por su famosa criba de los números primos. Esta criba fue una tabla que Eratóstenes presentó al rey Ptolomeo III dónde utilizando un agujerito en la tabla para señalar los múltiplos de 2, 3, 5, 7 ... permitía distinguir los números primos.

Pero si Eratóstenes tenía una pasión, ésta era la astronomía. Le apasionaba mirar el cielo y admirar la belleza incomparable del firmamento de las noches estrelladas. Desgraciadamente, un viaje a orillas del Nilo le provocó una enfermedad en los ojos que finalmente le dejaría ciego. Esto, le causó una profunda depresión que terminaría por llevarlo a dejarse morir de hambre encerrado en su espléndida biblioteca de Alejandría. Eratóstenes no pudo soportar más el no poder contemplar la belleza del cielo.

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